
Se celebran 56 años de la primera vez que el ser humano caminó sobre la Luna.
La gesta del Apolo 11 queda cada vez más atrás en el tiempo y cada vez hay menos protagonistas vivos que puedan contarnos la historia de primera mano.
De la tripulación del Apolo 11 solo nos queda Buzz Aldrin, que no es poco. Pero lo que sí seguirá en pie durante siglos y milenios son las seis etapas de descenso de los módulos lunares de las misiones Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17, junto con todo el equipo y basura que dejaron los astronautas durante sus excursiones, además de, lógicamente, sus huellas (y, en el caso de los Apolo 15, 16 y 17, los rovers y las huellas de estos últimos). Sin embargo, solo dos sondas han podido fotografiar con claridad las seis etapas de descenso en la superficie lunar, la LRO de la NASA y la Chandrayaan 2 de la ISRO.
La sonda LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) dispone de la cámara LROC, capaz de alcanzar una resolución de 0,5 metros por píxel. Para ser precisos, LROC cuenta con tres cámaras, dos NAC (Narrow Angle Cameras) de alta resolución y en blanco y negro (pancromáticas), y una WAC (Wide Angle Camera), que puede obtener imágenes en color con una resolución de 100 metros por píxel. LROC usa un diseño basado en la cámara CTX (ConTeXt Camera) de la sonda marciana MRO. La sonda LRO —paradójicamente, uno de los pocos resultados tangibles del malogrado proyecto Constelación de la NASA para volver a la Luna, junto con la sonda LCROSS— lleva desde 2009 obteniendo imágenes en alta resolución de nuestro satélite, incluyendo los seis lugares de alunizaje del Apolo.
Durante una década la LRO estuvo sola en el olimpo de las sondas lunares dotadas con cámaras de alta resolución, pero en 2019 el orbitador de la misión india Chandrayaan 2 se sumó a esta selecta lista (la sonda de aterrizaje Vikram 1 de la misión se estrelló, pero el orbitador sigue funcionando sin problemas).
Chandrayaan 2 va equipada con la cámara OHRC (Orbiter High-Resolution Camera), capaz de alcanzar 0,25 metros por píxel, aunque desde su órbita actual el límite es de 0,32 metros por píxel, en cualquier caso, mejor que la LROC de la LRO. La Chandrayaan 2 ha fotografiado, al menos, las zonas de alunizaje del Apolo 11 y 12. Pero, curiosamente, estas imágenes no se han publicado oficialmente por la agencia espacial india ISRO, que solo las ha divulgado por la red durante una presentación por videoconferencia, por lo que la mayoría de las imágenes de la Chandrayaan 2 de los lugares de aterrizaje de los Apolo 11 y 12 que circulan por ahí han sido procesadas por amateurs como Marty McGuire.
¿A qué se debe este comportamiento de la ISRO? Por un lado, siempre hay que recordar la suerte que tenemos con la política de publicación de imágenes de forma casi inmediata que tienen algunas —no todas— misiones planetarias de la NASA, una política que tiene su origen en la misión Mars Pathfinder de 1997.
La mayor parte de misiones espaciales no comparten las imágenes tan alegremente y las tratan como lo que son, datos científicos similares a espectros o resultados de otros sensores que deben ser analizados por el equipo correspondiente para luego publicar los resultados en un paper unos cuantos meses o años después (que conste que creo que la política de la NASA es todo un acierto si lo que queremos es que el público muestre interés por la exploración espacial).
Por otro lado, lo cierto es que, de entre todas las agencias espaciales, la ISRO no destaca precisamente por su transparencia en materia de relaciones públicas.
Sea como sea, estas son las mejores imágenes que disponemos de la etapa de descenso del LM-5 del Apolo 11, más conocido como Eagle, ya que solo tenemos imágenes tomadas desde la superficie lunar de las etapas de los Apolo 15, 16 y 17 por la cámara de televisión de los rovers. Aunque los lugares de aterrizaje de los Apolo deberían ser respetados y protegidos —al menos el del Apolo 11—, sí que se podría plantear algún tipo de reconocimiento futuro usando robots saltadores, como el que llevará la sonda china Chang’e 7, que sobrevuelen la zona y obtengan imágenes en alta resolución sin modificar nada.
La etapa y las huellas de Armstrong y Aldrin siguen allí 56 años después como si prácticamente no hubiera pasado el tiempo. Sí, la bandera cayó y, seguramente, la tela está raída y sin color, pero allá permanecen los distintos objetos que dejaron en la superficie los dos hombres (un pin de oro en forma de rama de olivo, un pequeño disco de silicio con los saludos de 74 líderes mundiales, dos medallas en honor de Yuri Gagarin y Vladímir Komarov y el emblema del Apolo 1, así como herramientas, basura y las dos mochilas de soporte vital PLSS, además de los instrumentos científicos).
56 años más tarde seguimos sin volver a la Luna.
Con información de Daniel Marín.
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