34 años de la caída del Muro de Berlín: La historia de un escape

Desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989, es decir, hace 34 años, el Muro de Berlín partió a Alemania en dos. Su caída fue un símbolo del final de una época. Pero hubo gente que antes de que cayera pudo atravesarlo a pesar de todo. “La huida más espectacular”: cómo dos familias burlaron en globo aerostático la muralla de la guerra.

Más de 100.000 personas intentaron escapar de la parte del Este del país y apenas unas de 5.000 lo consiguieron. Entre ellos dos familias (cuatro adultos y cuatro menores) que huyeron de Alemania Oriental cruzando la frontera en un globo aerostático.

Cómo dos familias burlaron en globo aerostático el Muro de Berlín
Peter Strelzyk, un electricista de 37 años y Günter Wetzel, un albañil de 24, ambos compañeros de una fábrica de plásticos, fueron los protagonistas de esta historia. Pensaron en globo para escapar. Para ello calcularon el peso de los pasajeros (ellos dos, sus parejas y sus cuatro hijos de entre 2 y 15 años), el de la propia nave. El resultado fue que debían crear un globo cuya superficie fuera de unos 800 metros cuadrados.

Peter Strelzyk, el protagonista de una historia de película: en 1979 se escapó en globo de la Alemania Oriental. Murió en 2017.

Wetzel pasó dos semanas cosiendo tela en una máquina de coser manual de 1930 mientras Strelzyk construía la cabina, completamente abierta. El quemador lo fabricaron con dos bombonas de gas, mangueras, tuberías de agua, una boquilla y un trozo de de estufa. Después buscaron un bosque apartado para el primer ensayo. Apenas comenzaron a probar, se dieron cuenta de que el globo no se inflaba porque el aire se filtraba entre los poros de la tela. Perdieron tiempo y, sobre todo dinero (unos 15.000 euros de hoy).

En los siguientes meses se dedicaron a investigar diferentes tipos de tejidos, tela para paraguas, tafetán y nailon. Finalmente, por calidad y precio, se inclinaron por un tipo de tafetán (una tela similar a la seda). También compraron un motor eléctrico para modernizar la máquina de coser y así ahorrar tiempo: gracias a ello el siguiente globo estuvo hecho en una semana.

Entonces sí volvieron al bosque e inflaron el globo en apenas cinco minutos. El problema fue que la potencia del quemador no era suficiente para elevar el globo y la base. Después de solucionar todo, probaron y cuando alcanzaron una altura de 2000 metros, entraron en una nube y el vapor de agua se condensó en el globo, sumando un peso que no tenían contemplado y provocando el descenso… a 180 metros de la frontera, del lado de Alemania Oriental.

Pese a los problemas decidieron que debían duplicar, una vez más, el tamaño del globo y viajaron por todo el país comprando retazos de telas de diferentes colores para no despertar sospechas. En total necesitaron casi 1500 metros cuadrados de tela, 6 kilómetros de hilo reforzado y dos semanas.

Finalmente, el 16 de septiembre de 1979, cuando alzaron el vuelo, se quemó parte del globo, no ascendieron todo lo que esperaban por el agujero que quedó, la temperatura era de -8ºC, no tenían nada que les cubriera del frío y volaron mucho menos de lo pensado: apenas 28 minutos.

Aún así, cruzaron la frontera y llegaron a un pueblo a 10 kilómetros de ella. Las dos familias se establecieron en Naila, donde “aterrizaron”. Wetzel encontró trabajo como mecánico de automóviles y Strelzyk abrió un taller de reparación de televisores, pero su familia muy pronto se mudó a Suiza, huyendo de los espías de la policía secreta de Alemania Oriental. Cuando cayó el muro, en 1989, regresaron a su antigua casa, en Pößneck. Los Wetzel, en cambio, jamás volvieron.

Fotos: Archivo – Télam.

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