Una Buenos Aires con calles congestionadas por la densa red de líneas ferroviarias y tranviarias que recorrían las estrechas calles de la ciudad a fines del Siglo XIX dio pie a los primeros planos y propuestas para construir un sistema de transporte público subterráneo, en sintonía con lo que ocurría en las principales urbes de Europa, como Londres y París. De ese empuje inicial, que convirtió el universo de antiguos espacios bajo tierra en una ágil red de comunicación y tierra”, se cumplen este viernes 110 años; un verdadero hito en la historia argentina por tratarse del más antiguo y extenso del continente.
“La historia del subte atravesó -al igual que la del país- por diversas etapas muy marcadas y muy diferentes. Desde el impulso pionero que lo puso en marcha hasta una situación cercana al colapso que pudo poner en riesgo sus prestaciones”, señala el ingeniero Aldo B. Roggio, expresidente de Metrovías S.A., concesionaria privada desde 1994, en el libro El subte de Buenos Aires, un viaje de noventa años, al referirse a los inicios y la evolución que tuvo el servicio.
Como pieza clave del transporte público de Buenos Aires y utilizado por millones de personas a diario, su construcción significó el primer servicio de este tipo en toda Hispanoamérica y el Hemisferio Sur, tras vencer algunos traspiés y proyectos de líneas elevadas o subterráneas que quedaron truncos. Recién en 1909, cuando se fundó la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina, encargada de explotar casi el 80% del sistema tranviario de aquel entonces, la idea cobró fuerza y empezó a verse como una posibilidad más real.
El “Subte Anglo” o la línea pionera
La línea A, conocida en ese momento como “Subte Anglo” o Línea 1, fue excavada íntegramente a cielo abierto, rompiendo la calle, cavando en zanja, de cara a los habitantes de Buenos Aires, y concebida como un eje de comunicación este-oeste, desde el corazón de la ciudad emparentado con la Plaza de Mayo hasta la Plaza 11 de Septiembre (la actual Miserere). Desde allí incluso los trenes del Ferrocarril Oeste extendían la conexión hasta el oeste también.
En la Argentina del Centenario, las obras demandaron casi dos años y dos meses y se concretaron gracias al trabajo de 1.500 personas que excavaron con máquinas a vapor 440.000 m3 de tierra, destinados a rellenar las zonas bajas aledañas al cementerio de Flores y la Avenida Vélez Sarsfield. En números, el túnel de doble vía y 7 kilómetros de longitud, implicó 31 millones de ladrillos, 108.000 barricadas de 170 kg de cemento, 13.000 toneladas de tirantes de hierro y 90.000 m2 de capa aisladora, según consigna El subte de Buenos Aires, un viaje de noventa años.
El trazado de la primera línea bajo tierra de la Argentina, que alcanzaba una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, se materializó el 1° de diciembre de 1913, motivo por el cual se conmemora el Día del Subte, con formaciones de seis coches, carrozados en madera, un total de 16 estaciones y un recorrido de 6,8 kilómetros. Un año después la compañía lo prolongó hasta Caballito (hoy Primera Junta).
La segunda línea creada fue la B, en la década de 1930, impulsada por el grupo ferro-tranviario Lacroze Hermanos y Cía., se abrió en 1930 y se extendía desde la estación Federico Lacroze del Ferrocarril Central de Buenos Aires (actual Ferrocarril General Urquiza), surcaba por debajo de la calle Triunvirato, seguía por Corrientes hasta el centro porteño y arribaba a las inmediaciones del Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N. Alem). Tenía un total de 17 estaciones y recorría una distancia de 11,8 kilómetros para el tráfico de pasajeros, encomiendas y carga.
En el marco de ese ambicioso plan urbanístico, en 1944 se creó la Línea C, que cubría el tramo desde Retiro hasta Constitución, con un total de 23 estaciones y abarcaba 9,2 kilómetros.
Diez años más tarde, se inauguró la Línea D, que se extendía desde la estación Catedral hasta José Hernández, con 16 estaciones y 10,4 kilómetros de longitud.
Finalmente, dentro de esta primera gran etapa del subte, se construyó la Línea E, desde la estación Bolívar hasta la General Urquiza, luego de varios avances, largas interrupciones y cambios de recorridos. Este servicio tenía un total de 15 estaciones y recorría una distancia de 9,4 kilómetros.
Con motivo de la celebración de un nuevo aniversario para el transporte subterráneo, la Ciudad inaugurará una muestra fotográfica que recorre su historia desde la apertura de la Línea A y con la puesta en marcha del Laboratorio Patrimonial Centenera, un espacio en el que se podrán ver formaciones emblemáticas y realizar paseos en tranvía. Además, habrá recorridos guiados en los históricos coches La Brugoise.
Podés encontrar información detallada sobre días y horarios acá.
Fotos: X, Télam, buenosaires.gob.ar
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