Quiero aclarar una cosa antes de empezar la nota. Me encantan los perros. Tengo un Chow Chow negro, llamado Thor (el nombre se lo pusieron mis hijos). Como le sucede a cualquier padre de adolescentes, la responsabilidad sobre el perro recae casi 100% en mí. Sin embargo, nunca lo llevaría a un shopping.
Pero hay una gran cantidad de personas que están comenzando a pasear con sus perros en los centros comerciales. Si bien en Argentina es más reciente, hace varios años que en Latinoamérica son bienvenidos en los malls.
En un principio, los perros guía fueron los únicos permitidos. Dado que cumplen una función social y son adiestrados para sus tareas, estos perros podían acompañar a sus dueños. Me tocó trabajar en un shopping que era utilizado para adiestrarlos y realmente es una tarea de gran profesionalidad.
Si bien hace tiempo que se discutía la idea recibir a las mascotas, los miedos de los centros comerciales se podrían resumir en dos: accidentes y limpieza. El primero es que un perro muerda a una persona. Tanto por el cuidado de los visitantes como por posibles repercusiones legales contra la compañía, se prefería evitar el ingreso de los animales.
Con respecto a la limpieza, era más un tema práctico. Si un perro hace sus necesidades, hasta que llegue el personal de limpieza (que nunca sobra), puede ir propagándose la suciedad en caso de que el dueño no actúe rápidamente. De la misma manera, se evitan accidentes como resbaladas a causa del orín.
Sin embargo, en los últimos años, las mascotas han modificado su rol. En una nota publicada en el diario Clarín a fin del año pasado decía: “Según un sondeo realizado por Voices para Booking en 2018 entre más de mil personas en el país, para el 93% de los argentinos con mascotas los animales domésticos son un integrante más de la familia, mientras que para 8 de cada 10 es su mejor amigo. Aún más: tres cuartas partes de los argentinos con perros o gatos consideran que la mascota es como un hijo”. Esta situación se repite seguramente en toda la región.
No solo eso. En España, desde enero de este año, las mascotas serán jurídicamente un miembro más de la familia. Entre otras cosas, se regula la custodia y el régimen de visitas en casos de separación e incluso contempla su utilización en casos de violencia de género. Pero lo más importante es que dejan de ser considerados “cosas” para ser “seres vivos con sensibilidad”.
Por lo tanto, para ciertos visitantes era difícil de comprender que sus mascotas fueran excluidas de un lugar placentero que se visita varias veces al mes. Los malls tuvieron que cambiar la perspectiva asumiendo los riesgos y preparando la operación.
En Ecuador, el Centro Comercial El Recreo fue pionero. Recibe a los perros hace más de cuatro años. Según Paulina Fuentes, su Gerente de Mercadeo, comenzó como una actividad de apoyo para una tienda que daba servicios de peluquería y guardería de mascotas que había abierto recientemente, y que no tenía acceso desde la calle.
Este primer impulso hizo que el mall armara sus “reglas de la casa”. La única restricción es que ciertas razas y tamaños tienen que entrar con bozal (es requerimiento por ley). Cada dueño es responsable de cómo se comporta su perro y no hay limitaciones de dónde pueden circular, aunque los locales pueden negar su ingreso.
El éxito fue instantáneo. Tal es así, que hoy no sólo lo visitan con perros. Algunos traen a sus gatos en pequeños bolsos o mochilas, y hasta se han visto personas trayendo conejos.
Perros en centros comerciales
Posteriormente, a principios del año pasado en Uruguay, Nuevocentro se convirtió en el primer shopping pet friendly permitiendo a los dueños ingresar con sus perros en cochecitos, similares a los de los niños. Según Alex Malachowski, gerente general del mall, “la sociedad lo vio con muy buenos ojos. Los cochecitos evitan posibles accidentes con niños que quieran tocar los perros e incluso, entre los mismos perros”. También es una forma de limitar los tamaños de los perros que ingresen.
Esta primera etapa también fue un suceso. “La idea fue innovar con cuidado, y respeto por todos los visitantes. En caso de tener éxito, podríamos seguir avanzando y mejorando” comenta Alex.
Aunque en Argentina algunos shoppings a cielo abierto como Distrito Arcos permitían el ingreso de mascotas, Dot Baires fue uno de los pioneros en admitir a los perros. En enero lanzaron su programa Dot Pet Friendly donde comenzaron permitir el ingreso de las mascotas, excepto en el patio de comidas cubierto, locales, ascensores y escaleras mecánicas. Salvo algunas razas grandes, el paseo es sin bozal.
Según la center manager Candelaria Purdía “hemos tenido mucha aceptación de los visitantes y no tuvimos ningún inconveniente. En caso de que algún perro haga sus necesidades, el responsable es el dueño, aunque hasta el momento no ha sucedido. Al mismo tiempo, estamos previendo algunas postas de papel y bolsitas en caso de ser necesario”.
“La idea de Dot es convertirse en un lugar cotidiano, donde todo suceda. En eso sentido, hemos comenzado a hacer activaciones que incluyen a dueños y mascotas”, agrega Candelaria.
En una pequeña encuesta que hice en Linkedin (que no es estadísticamente válida), el 60% respondió que “le gusta que haya perros en los malls”, mientras un 30% apoyó la negativa y a un 10% le da lo mismo. Algunos de los comentarios que hubo, tienen que ver con las preocupaciones que ya conocemos, suciedad y seguridad, pero también con la falta de beneficios para el perro en ese paseo.
Para terminar, es notorio cómo los perros comienzan a ser parte de este paseo placentero con sus dueños. Por la cantidad de visitas, vemos que es algo que la gente empieza a disfrutar. Pero por otro lado, en mi opinión, los shoppings no fueron pensados para mascotas. Nada de lo que hay en un shopping puede atraer a un animal. Aplaudo la iniciativa y me alegra, pero a Thor prefiero llevarlo a dar una vuelta por el barrio.
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