En el Día Mundial de la Disfagia, especialistas en este trastorno de la deglución recordaron que la desnutrición, la deshidratación o la neumonía por broncoaspiración son los principales riesgos asociados a esta condición que a nivel mundial afecta del 8 al 12%, cuya incidencia es mucho mayor en adultos mayores o en personas con enfermedades neurológicas, pero también en pacientes institucionalizados.
En virtud de aumento de la prevalencia de enfermedades asociadas y de un marcado envejecimiento poblacional, se espera que el número de personas con dificultades en la deglución continúe en ascenso y, en ese contexto, la efeméride busca concientizar sobre la importancia de un diagnóstico temprano y un correcto abordaje, de cara a prevenir cuadros de malnutrición y contribuir a la recuperación del paciente.
“La disfagia puede originarse por distintas patologías y en distintas etapas de la vida, pero siempre cualquier alteración de la deglución tiene un grave efecto en la calidad de vida de las personas y de su familia al ser la alimentación una función vital básica que tiene también un sentido social, porque implica compartir” dijo la presidenta de la Asociación Argentina de Disfagia (AAD), Valeria Ton.
Las patologías asociadas a la disfagia son enfermedades neurodegenerativas como el mal de Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la esclerosis múltiple, pero también puede llegar de la mano de lesiones traumáticas a nivel cerebral o de enfermedades de la cabeza y cuello, como un cáncer.
La especialista explicó que la disfagia “puede presentarse en forma aguda” y la función ser recuperada mediante tratamientos de rehabilitación, o de manera crónica, “por alguna patología neurodegenerativa, por ejemplo, que empiece con algún síntoma y esto se vaya agravando a lo largo del tiempo”.
Producto de esta dificultad en incorporar los alimentos, tres de cada cuatro pacientes diagnosticados con disfagia atravesaron cuadros de deshidratación y la mitad padece malnutrición por una reducción de hasta un 50% de proteínas y un 30% de las calorías y una de las complicaciones más graves es la neumonía por aspiración, que puede conducir a la muerte.
Ton explicó que los tratamientos “pueden ser tanto rehabilitatorios o compensatorios” y, dependiendo el cuadro, puede darse uno u otro o “ambos juntos”.
“Desde el punto de vista de la rehabilitación se intenta restituir una función a través de diferentes técnicas de ejercitación, como por ejemplo la estimulación neuromuscular”, señaló.
“Y después existen técnicas compensatorias para disminuir la sintomatología, como por ejemplo modificar las texturas de los alimentos o espesarlos, emplear utensilios facilitadores como sorbetes y vasos con escotadura o estrategias posturales como la adaptación de sillas ortopédicas”, subrayó.
Foto: Archivo.
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