Menos de tres meses después de que la sonda china Chang’e-6 regresara a la Tierra con las primeras muestras de la superficie de la cara oculta de la Luna, los investigadores chinos dieron a conocer los primeros resultados de su análisis.
Las muestras, que suman casi dos kilogramos, consisten en una mezcla de basalto (un material que documenta la actividad volcánica lunar) y otro tipo de material eyectado que difiere de las rocas volcánicas analizadas del lado cercano del satélite.
Científicos chinos reveló qué material extrajeron de la cara oculta de la Luna
“El lugar de aterrizaje de esta misión de muestreo se sitúa en la cuenca Aitken del Polo Sur, en el lado lejano, específicamente en el borde del cráter de impacto Apolo, un área donde la corteza lunar es extremadamente delgada, lo que podría revelar materiales primordiales de las cuencas de impacto tempranas. El análisis de partículas muestra una distribución bimodal de tamaños de grano, lo que sugiere que las muestras pueden haber sido influenciadas por diversas fuentes”, señala el artículo publicado en la revista National Science Review, sobre la naturaleza de las muestras lunares.
En estos primeros exámenes participaron científicos de las principales instituciones de investigación de Pekín, incluidos varios grupos de la Academia de Ciencias y de la Administración Espacial Nacional (CNSA), quienes analizaron las características físicas, mineralógicas y geoquímicas de las rocas recuperadas.
Los investigadores comentaron que las muestras de la misión Chang’e-6 “podrían ser el resultado de la mezcla de suelo lunar maduro con materiales recién expulsados”, debido a la presencia de nuevos cráteres de impacto alrededor del lugar de aterrizaje. Además, señalaron que el material presentaba “características distintivas en comparación con muestras lunares anteriores”.
Las muestras del lado oculto de la Luna contienen más partículas de color claro, como feldespato, en comparación con las del lado cercano. Los investigadores chinos señalaron que este material probablemente se originó a partir de eyecciones o impactos. “Estos basaltos locales documentan la historia del vulcanismo en el lado oculto de la Luna, mientras que los fragmentos no basálticos pueden proporcionar información crucial sobre la corteza de las tierras altas lunares, los derretimientos por impacto y, potencialmente, el manto lunar profundo”, destaca el informe.
En junio, la superpotencia asiática alcanzó un nuevo hito en su carrera espacial al convertirse en el primer país en traer estas muestras, con el objetivo de resolver los misterios de la casi inexplorada cara oculta del satélite. Hasta ese momento, se habían recuperado más de 380 kilogramos de muestras lunares a través de seis misiones de Estados Unidos, tres de la ex Unión Soviética y una de China, todas recolectadas del lado visible de la Luna.
Los investigadores chinos explicaron que las recientes rocas recuperadas pueden ofrecer información sobre la evolución de la Luna y del sistema solar, además de proporcionar datos valiosos para futuras misiones lunares. Tras un primer examen en Pekín, las autoridades chinas anunciaron que científicos de otros países también podrían solicitar acceso para estudiar las rocas lunares.
La misión comenzó el 3 de mayo con el lanzamiento de la nave robótica a bordo de un cohete Long March 5. El 2 de junio, el módulo de aterrizaje se separó del orbitador y se dirigió hacia la Cuenca Aitken, en el polo sur de la Luna, donde el Chang’e 6 descendió en un enorme cráter, conocido como Apolo, que se formó hace unos 4.000 millones de años y que se cree podría contener agua helada.
Tras las operaciones de recogida de los casi dos kilogramos de muestras, la nave desplegó un pequeño rover de cinco kilos que se alejó para buscar una posición adecuada desde la que tomar una imagen en la que se ve el módulo de aterrizaje con los brazos robóticos usados para la perforación del terreno y la bandera china. Semanas después, el 21 de junio, el orbitador inició su regreso a la Tierra.
Esta fue la segunda misión de retorno después de que el Chang’e 5 volviera en 2020 con 1,73 kilos de material que recogió en la cara más cercana del satélite. Entonces, Pekín ya distribuyó pequeñas cantidades de estas muestras a varias instituciones internacionales.
Fotos: NASA.
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