Un óptimo estado nutricional resulta esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo, así como para prevenir o mitigar los trastornos ocasionados por factores tanto internos como externos. Factores tales como el estrés, la contaminación ambiental, etc.
Dentro de estos factores, las carencias nutricionales se destacan como un motivo frecuente de deterioro funcional, mientras que el consumo adecuado de nutrientes puede contribuir a mantener o incluso mejorar la función orgánica. Cada vez más estudios corroboran que la dieta y la nutrición ejercen un rol fundamental no solo en la fisiología y en la constitución corporal, sino que también repercuten significativamente en el estado de ánimo y en la salud mental en general.
El perfil de la alimentación afecta no solo la composición, estructura y funcionamiento del cerebro, sino también las hormonas y neuropéptidos que regulan la función neurológica, los neurotransmisores y la conexión entre la microbiota intestinal y el cerebro. Esto desempeña un papel central en el control del estrés, la inflamación y la conservación de la función cognitiva, reduciendo las probabilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas.
Diversos nutrientes poseen un potencial significativo para mejorar los estados inflamatorios del sistema nervioso, contribuyendo a preservar nuestra salud.
¿Cuáles son los mejores alimentos para el buen humor?
Ácidos grasos Omega-3
Los ácidos grasos EPA y DHA, principales componentes de los Omega-3, han demostrado influir en la síntesis, liberación, función de receptores y almacenamiento de neurotransmisores durante el desarrollo y en casos de trastornos neuropsiquiátricos. Una encuesta realizada en los Estados Unidos, con una muestra de 10,480 personas, reveló una asociación significativa entre la ingesta de EPA+DHA y una disminución del 25 % en la prevalencia de síntomas depresivos.
¿Dónde podemos encontrar estos nutrientes? en semillas de lino, chía, frutos secos y pescados.
Vitamina E
La vitamina E actúa como antioxidante esencial para la integridad de las membranas celulares y que puede tener un efecto en la defensa contra el estrés oxidativo. Algunos estudios sugieren que la vitamina E podría modular el estrés oxidativo y la inflamación en enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, en las cuales la neuroinflamación juega un papel preponderante.
Magnesio
Desempeña un papel fundamental en la movilidad y funcionamiento de las células inmunitarias, afectando así las respuestas inmunológicas. Actualmente, numerosas personas padecen deficiencias de magnesio debido a la escasez de este mineral en los suelos de cultivo, por lo que la suplementación de magnesio puede ser beneficioso. La mayoría de los estudios realizados en pacientes se han centrado en los síntomas depresivos, dado que el magnesio participa en mecanismos neurológicos patológicos como la inflamación y el estrés oxidativo.
Ácido fólico
Es una vitamina hidrosoluble, que se produce de manera sintética y se encuentra en alimentos fortificados y suplementos. El folato, su forma natural, se halla en alimentos vegetales, como las verduras de hojas verdes (espinacas). Casi el 30 % de los pacientes con síntomas depresivos severos suelen presentar una deficiencia de folato, lo que resulta en un aumento de los niveles de homocisteína plasmática, un indicador de inflamación sistémica que puede afectar al cerebro.
Como se puede apreciar, los nutrientes que aportan los alimentos no solo son importantes para alcanzar objetivos relacionados con la masa muscular o la pérdida de grasa corporal de manera eficaz, sino que también tienen un papel fundamental en la reducción del riesgo de trastornos neurológicos y, si ya se padecen, en la atenuación de los síntomas, como en el caso de la depresión.
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