Hoy, en un mundo saturado de información y con avances tecnológicos que transforman cada aspecto de nuestras vidas, la salud no es una excepción. Nos encontramos en una era donde la inteligencia artificial se erige como un aliado estratégico en la búsqueda de soluciones innovadoras para el sector salud, en particular, a través de la expansión de la telesalud.
No estamos hablando simplemente de un cambio en la forma en que accedemos a la información médica. Es más profundo que eso. Antes, la búsqueda en Google podía ser un laberinto de incertidumbre para muchos.
Un diagnóstico médico en términos técnicos podía dejarnos más confundidos que aliviados. Ahora, gracias a la inteligencia artificial, esta experiencia está siendo redefinida.
Imagine la siguiente escena: una persona recibe un diagnóstico médico complejo, pero en lugar de sentirse perdida, recurre a la inteligencia artificial para entenderlo. La tecnología traduce la información médica a un lenguaje claro y comprensible. En este contexto, la inteligencia artificial se convierte en el puente entre la complejidad técnica y la comprensión humana.
Sin embargo, no nos engañemos creyendo que la tecnología puede reemplazar la esencia humana en el cuidado de la salud. La clave radica en la complementariedad.
Si bien es cierto que la inteligencia artificial puede proporcionar respuestas rápidas y datos precisos, no puede reemplazar la experiencia y la empatía de un profesional de la salud.
Inteligencia artificial en salud: ventajas
Sin embargo, el verdadero desafío radica en asegurarnos de que este empoderamiento no se convierta en su opuesto, en una auto prescripción basada en lecturas superficiales de información en línea.
El aporte de la inteligencia artificial se hace evidente cuando consideramos cómo facilita el trabajo de los profesionales de la salud. Imagine a un médico con acceso en tiempo real a una gran cantidad de radiografías de columna, analizadas y parametrizadas por la inteligencia artificial.
Este médico realiza diagnósticos más rápidos y precisos, y también se beneficia de lo que podríamos llamar una «junta médica virtual». Esta combinación de datos tecnológicos y análisis humano refuerza la calidad de la atención médica, especialmente en situaciones donde la presencia física es difícil de mantener con regularidad.
La inteligencia artificial puede hacer que la medicina sea más específica, al ser capaz de establecer distinciones que eluden a los observadores humanos. Es posible que pueda clasificar los cánceres o los casos de enfermedades cardíacas según sus riesgos, distinguiendo así, por ejemplo, aquellos cánceres de próstata que matarán rápidamente y, por lo tanto, necesitarán tratamiento, de aquellos que no lo harán y que probablemente puedan dejarse sin tratamiento.
Y los ejemplos podrían seguir. En tanto herramienta para personalizar y mejorar la experiencia del paciente, el aporte de la IA es invalorable. Se trata de llevar al paciente al médico adecuado en el momento adecuado.
Un aspecto fundamental es que, a pesar de que la inteligencia artificial se fundamenta en bases de datos, su verdadero poder radica en el análisis de profesionales de la salud. Por más ajustada que esté la información estadística, llega un momento en que la especificidad de cada individuo debe ser considerada.
Foto: Reuters.
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